Llega el verano y las inevitables retenciones de tráfico con consecuencias económicas, sanitarias y medioambientales en las que se genera el efecto acordeón.

La causa principal de los atascos es debida al elevado número de vehículos en nuestras carreteras.

Este volumen desorbitado de vehículos no puede ser absorbido por nuestras vías.

ORIGEN DE LOS ATASCOS

A mayor número de desplazamientos, cada vehículo “entorpece” el paso de los demás, con lo que comienza la congestión.

El fenómeno del atasco se puede entender con el siguiente ejemplo.

Imaginémonos unas canicas avanzando por una tubería.

Si una de ellas sufre una desaceleración en su trayecto, este cambio afecta también a las canicas que la preceden y se va extendiendo hacia detrás propagándose el efecto como una onda.

Esto mismo es lo que ocurre en los atascos.

Esta congestión nos lleva a una pérdida de tiempo, retrasos, desperdicio de combustible, aumento de la contaminación además del estrés que se genera en los conductores y pasajeros.

Las retenciones de tráfico son inevitables y son dispares las causas por las que se generan: accidentes, averías, obras, semáforos.

Para que se forme un atasco no es necesario que haya un accedente o avería, basta con que nos encontremos con una vía con dificultad para el tránsito o con presencia de vehículos pesados para que se produzca un atasco importante en una vía que genere varios kilómetros de retenciones.

EVITAR EL EFECTO ACORDEÓN

 

Según transmite la Dirección General de Tráfico (DGT) cuando reanudamos la marcha en un atasco la circulación se reanuda con más retraso cuanto más atrás se esté en la fila.

Cuando un vehículo reinicia la marcha, el segundo tarda unos segundos adicionales, el tercero añade unos segundos más y así sucesivamente.

Si pudiéramos observar desde el aire esta acción, el efecto visual que percibimos es el de una fila que se estira asemejando al movimiento de una acordeón.

Cuando los vehículos se encuentran en esa retención y cuando se va reanudando la marcha, el conductor no está atento, tardará más de lo debido en arrancar.

Si ésta situación se repite en los conductores situados por detrás en la retención, el tiempo de espera se verá multiplicado.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Mantener una distancia adecuada de seguridad: Circular manteniendo la distancia adecuada con el vehículo que nos precede, nos proporciona el tiempo necesario para reaccionar ante situaciones inesperadas.

Tocar el freno repetidamente: Tocar el freno de manera intermitente pone en alerta al conductor que tenemos detrás.

Prever los problemas: Si en nuestro viaje avistamos un posible problema en la vía, levantaremos el pie del acelerador para ir disminuyendo nuestra velocidad.

Diferencia entre las velocidades de los vehículos en la vía: El no ir a la misma velocidad es lo que propicia que ante un imprevisto se genere el efecto acordeón.

EFECTO CREMALLERA

Las retenciones pueden solucionarse con la colaboración de los conductores y la puesta en práctica del efecto cremallera.

Cuando nos encontramos con una vía obstruída, ya sea por accidente, obras…, la mejor manera de descolapsar la retención consiste en alternar la prioridad de paso entre los carriles.

Esto es, en lugar de acelerar y no dejar paso, se debe dar paso de forma alternativa de los vehículos de ambos carriles.

¿CÓMO PODEMOS EVITAR LOS ATASCOS?

En muchas ocasiones los atascos son inevitables, puesto que en determinados momentos la gran afluencia de vehículos impide que las carreteras puedan absorber todo ese volumen.

A partir de un determinado volumen, el tráfico se ralentiza hasta que llega a detenerse completamente.

No podemos predecir los atascos, puesto que el comportamiento humano no es completamente previsible.

Se puede regular el tráfico modificando las velocidades de las vías, instalando semáforos que regulen la densidad de la circulación…

Pero como seres humanos que somos, el comportamiento de los conductores es egoísta y se centran mayoritariamente en los intereses individuales frente a los intereses colectivos.

PARADOJA DE BRAESS

Todo esto nos lleva a la Paradoja de Braess. En ella se nos explica que aunque consigamos construir una vía alternativa (A) mucho más rápida que las vías existentes (ByC).

Ante esta situación en la que parece que vamos a reducir el tiempo de espera, todos los conductores van a optar por elegir la vía A, con lo que nos llevará a un nuevo atasco ya que esa vía no podrá asumir el volumen de tráfico y acabará congestionándose de la misma manera.

Desde ofertadecoches.com esperamos que esta información pueda resultarte útil.

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